El peor enemigo de la crianza son las prisas. Siempre lo digo. Y en cuanto al control de esfínteres las prisas de los padres hacen mucho daño. El pañal no se quita, el pañal se deja. El niño debe ser el protagonista de este proceso. SU PROCESO. Es un proceso natural, que depende del estado madurativo del niño. Una madurez neurológica y afectiva.
Nuestra misión como padres es estar atentos a la señales del niño para facilitarle en lo posible el proceso una vez se haya iniciado.
Es el niño el que debe ir dejando el pañal poco a poco, con nuestro aliento y acompañamiento, en un buen ambiente preparado que le haga sentir capaz, útil y seguro de sí mismo.