Creo en una educación sin premios, ni castigos.Ya te hablé en el blog de algunas ideas y mótivos para evitar castigos, gritos y amenazas en casa (puedes leer aquí), y me faltaba esta segunda parte: Por qué y cómo evitar todo tipo de premios y chantajes. Así que allá vamos, ¿Estás list@?:
Las madres somos la pera marinera, (y las abuelas ya ni te cuento). Cuando el niño tira su pañal a la basura por primera vez, montamos una fiesta en toda regla. Vamos, que sólo nos falta el gorro de cumpleaños, y las serpentinas... Porque la música sí la ponemos "¡Mi niño es un campeón! ¡Mi niño es un campeón!". Esto, con frecuencia, viene acompañado con un pequeño bailecito...
¡Somos mucho!, me incluyo. Y es que, tenemos tal pasión de madres, que se nos va la pinza mucho, ¡pero mucho!, y ¡Ojo!, que perdemos cualquier sentido del ridículo; Que si se produce alguna pequeña hazaña del niño/a por la calle, te puedes ver en cualquier lugar abarrotado, en plena hora punta, haciéndo un bailecito de los tuyos, y es que ¡ni te inmutas!
Las madres perdemos la vergüenza por nuestros hijos, eso es así.
Miremos la situación con objetividad. Que sí. Que nuestros niños son unos campeones, y lo sabemos, pero no hace falta que se lo estamos recalcando, y haciéndo fiestas toooodo el día.
Dejemos que valoren su esfuerzo.
Y no sólo eso, también somos unas impacientes insoportables...(Queremos que nuestros hijos se porten como adultos, y sean los primeros en hacerlo todo; en cuánto tarda un mes más en andar que el niño de la vecina, ya entramos en el grupo de facebook de turno; "¡¡¡Ayuda!!! mi niño tiene trece meses y no camina todavía ¿Qué puedo hacer?").
Somos tan impacientes, que intentamos forzar las conductas "positivas" del niño, desnaturalizamos su proceso evolutivo, no le dejamos que aprenda por sí mismo, que razone, que aprenda a pensar, a ver las consecuencias de sus actos.
¡Que levante la mano quien no le haya dicho alguna vez a su hijo.... "Venga, si te acabas rápido la comida, luego salimos al parque" Hay muchas variantes " Si recoges los juguetes, vamos a jugar con los primos".
Y bueno, ya lo de los cuadros en la pared con las pegatinas con caras tristes y contentas, en función de cómo se porte el niño, ya es mucho. ¡Estamos etiquetando cada una de sus conductas!.
¿POR QUÉ EVITAR DECIR "MUY BIEN", PREMIOS, Y CHANTAJES EN CASA?
- Porque estamos induciendo a los niños a buscar nuestra aprobación en cada paso que dan.
- Porque impedimos a los niños pensar y razonar por sí mismos.
- Porque dejan de valorar el esfuerzo, y pasan a valorar el premio.
- Porque creamos personas dependientes, y adictas en cierto modo a los halagos.
- Porque impedimos a los niños ver por sí mismos la grandeza en sí misma de sus logros y conductas positivas.
- Porque interrumpimos la evolución y desarrollo natural del niño.
- Porque les desconcentramos de su tarea.
- Y la más importante; porque somos muuuuy pesados ;)
ALTERNATIVAS AL MUY BIEN
Lo del "muy bien" es complicado. Aunque te lo propongas te sale sólo. Escupes "muy bien" en cada frase. y te quedas tan ancha. Es una especie de tic en el vocabulario, que se nos implanta a las madres, nada más nacer nuestro hijo. Es increíble la cantidad de "muy bien" que podemos llegar a decir al día.
No soy de extremos. Tampoco hay que estar nerviosos, y pendientes de que no se te escape ni un "muy bien" todo debería ser natural; "¡Vaya! He dicho muy bien, voy a entorpecer el desarrollo de mi hijo".
Hay situaciones que realmente son un auténtico avance y logro para el niño, y no pasa nada por elogiarle y decirle MUY BIEN. A nadie le amarga un dulce.
Imagínate que consigues un premio importante, y nadie te da la enhorabuena, sería un poco chasco ¿Verdad? Lo importante es no estar toooodo el santo día con el "muy bien", para no crear niños dependientes de nuestros halagos y alabanzas.
Ponte en situación: El niño está en la playa haciendo un castillo, cava el agujero "muy bien cariño fenomenal", pone arena en el cubo "muy bieeennnn", hace una montaña "muy bieeennn". Consigue el castillo "muy bieeenn, muy bieeen", esto ya lleva bailecito de regalo y todo.
Aisss... somos pesados, es así. Les interrumpimos, no les dejamos actuar libres, y ver hasta dónde pueden llegar por sí mismos, les condicionamos todo el tiempo, les manipulamos.
Si no decimos MUY BIEN ¿Qué decimos? Aquí tienes algunos ejemplos prácticos para sustituirlo
(¡Ojo! no vale hacer trampas; genial, estupendo, fenomenal, chupi, y demás... es lo mismo que "muy bien"... jejeje):
-NADA: El silencio a veces es muy valioso, deja que el niño acabe su tarea, no le interrumpas. Ponte un esparadrapo, ¡¡¡¡shhhhhh!!!
-SONRÍE: Hay veces que el niño no busca un "MUY BIEN", ni una aprobación, pero sí un gesto cómplice, una sonrisa tranquila, sin hablar, sin decir nada más, le ayuda a saber que estamos ahí, que todo va bien.
-DESCRIBIMOS LO QUE VEMOS: Por ejemplo; "veo que has hecho pis en el orinal", "veo que has recogido todos los juguetes".
-LO CONSEGUISTE: Puedes empezar describiendo lo que ves, o decirlo, sin más. Sobre todo viene bien para evoluciones del niño. Has hecho pipi por primera vez en el orinal ¡LO CONSEGUISTE!
-PREGUNTAMOS CÓMO SE SIENTE: Te has puesto tu sólito el pantalón ¿estás contento? ¿Cómo te sientes? Estás sonriendo ¿Por qué?
-GRACIAS: Cuando los niños hacen algo por nosotros, se lo agradecemos. Sólo se usa en este caso, no podemos utilizar gracias para todo, porque entonces lo convertimos en un "muy bien" encubierto (No vale; gracias por recoger los juguetes). "Me has traído una mantita ¡Gracias!"
-HABLAMOS SOBRE SU ESFUERZO: "Has dedicado un rato a recoger, y ahora todo está en orden." te has esforzado, ¿verdad?. Has puesto mucho empeño en exprimir este limón ¿Verdad?, has estado muy concentrado limpiando ¿A que sí?
-LE PREGUNTAMOS SOBRE SU ACCIÓN (sobre todo para situaciones en las que el niño acaba un trabajo concreto): "¿De qué color es la torre que has hecho? ¿Por qué decidiste poner esa pieza ahí abajo? ¿Cómo se te ocurrió esta idea? ¿Qué ha sido lo más difícil? ¿ Y lo más fácil? ¿Cómo has aprendido esto? ¿Me enseñas a mi? ¿Como has mezclado estos ingredientes? "
-LE HABLAMOS DE SUS PROGRESOS: ¿Te das cuenta? Antes no podías ponerte tu sólito los zapatos, y ahora sí
-TRATAR DE QUE SE CENTRE EN SU LOGRO (Esto son coletillas que te van a ayudar mucho): ¡Fijate!, ¡Mira!, ¿Te das cuenta?, ¿Has visto?, ¿Te has fijado?, ¿lo has notado?, ¡Vaya!
Si te das cuenta, en casi todas las alternativas al "muy bien", pedimos la interacción del niño; a través de preguntas, o con llamadas de atención. Se trata de que nos responda, que analice, que reflexione. Se trata de ayudarle a razonar, y a valorar sus actos, y logros.
CHANTAJES Y PREMIOS
Los "MUY BIEN" son premios verbales, pero también jugamos con premios de otro tipo, que producen las mismas consecuencias, incluso más evidentes, que el "muy bien".
"Si te portas bien, luego te compro un helado". "Si recoges, te pongo los dibujos". "Si le das un beso a tu abuela, te da un dinero...."
En fin, cientos de chantajes que les hacemos a diario, que automatizan sus conductas, que les impiden valorar su esfuerzo, que hacen a los niños materialistas, egoístas, incluso.
Dejan de valorar sus logros para valorar los premios verbales, o lo que es peor, materiales.
¿Y si no hay premio? Pues es evidente, no hay esfuerzo. Así que entramos en una espiral de la que es difícil salir.
¿Qué hago para mi hijo me obedezca y me haga caso, si no puedo usar premios, ni chantajes?
-Háblale de las consecuencias naturales de sus actos: Hay una delgada línea entre consecuencia natural y castigo o premio, no siempre es fácil encontrar el equilibrio. Es fácil enmascarar castigos o premios en consecuencias naturales. Os hablaré de ello en otro post.
Por ejemplo; ¿Cuál es la consecuencia natural de no recoger los juguetes? Si te supone a tí, recoger durante media hora, y no poder dedicar tiempo a leer un cuento porque luego os tenéis que ir, esa sería la consecuencia natural. El tema es cuando, después, no hay nada que hacer, y el cuento no se lee como castigo. Es una delgada línea, y es fácil cruzarla.
-Deja que se equivoque: Es la mejor manera que tenemos de aprender, siempre que sus actos no supongan peligro, o falta de respeto, deja que se equivoque, que corrija por sí mismo. Es la mejor manera de aprender algo. ¿No crees?
- Valora el esfuerzo, no el resultado: Si el niño se ha esforzado mucho en recoger, pero las cosas no han quedado bien recogidas, hay que valorar ese esfuerzo. Recalcarlo, háblale de que ves cómo se has esforzado. No le hables de su error. Es mejor que recojas de nuevo cuándo él no te vea, y al día siguiente recojas con él para que se fije cómo lo haces tu.
-Motívale y facilita su autonomía: Que el niño se sienta útil en casa, en su entorno, en su vida diaria es importante, la actitud que tenemos frente a las cosas, condiciona nuestra predisposición, nuestro estado de ánimo.
UNA REFLEXIÓN FINAL...
Tenemos que tener paciencia, dar tiempo al tiempo. Muchos de esos sobornos y chantajes se producen porque queremos ir rápido, no tenemos paciencia.
Si dedicas tiempo a tu hijo, y le mantienes motivado, si el niño se siente atendido, seguro que empiezas a ver conductas más dóciles. ¡De verdad! ¡Funciona!
Es complicado poner todas estas pautas en marcha, pero a medida que vas entrenando, lo vas haciendo de forma más natural. Es cuestión de intentar practicar, y cambiar el chip. Al principio te va a costar, pero si te mentalizas, poco a poco, irás viendo como lo consigues.
Los resultados de este esfuerzo, en tu hijo, no los vas a ver de hoy para mañana, el resultado será una semillita que germinará a lo largo de los años. PERO MERECERÁ LA PENA
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