Uno de los temas que nos preocupa más a las mamis es que
nuestros pequeños coman bien y suficiente. Es más, diría que tenemos una
especie de sensor de comidas para hijos, que se nos activa cuando somos madres.
A partir del momento que das a luz te vas a preocupar durante toda la vida de
lo que come o deja de comer tu hijo.
¿O soy la única a la que su madre con casi treinta años me
sigue diciendo que si he comido poco, que si no me tomo un postre, que debería
comer más fruta…? En fin…
El sensor de comidas para hijos es infalible… Las madres
somos así, y es que supongo que forma parte de nuestros instintos más básicos
de protección.
Por eso, aunque el niño sea de “buen comer” el tema de la
comida siempre está ahí revoloteando… “Que si hoy ha comido menos, que si hoy
no se ha tomado su leche, que si….” En fin, ese tipo de preocupaciones diarias
que no nos quitamos de la cabeza.
Así que, de pronto, te ves con tu niño, no tan niño, de 19 años,
que llega a las 4 de la mañana a casa, no sabes muy bien en qué condiciones, y después del sermón reglamentario le preguntas que si le haces una tortilla de
dos huevos… (“al menos que se vaya a la
cama cenado”), las madres somos así, y no tenemos remedio.
Bromas a parte, se que es un tema, que cuando el niño es de
“buen comer” es una preocupación que está latente, pero cuando el niño es de
“mal comer” para los padres se convierte en una auténtica agonía, en muchas
ocasiones.
Y es que creo que, en los niños, el tema de comer bien o
comer mal, es algo con lo que se nace, igual que el sueño. Hay niños dormilones y otros trasnochadores. Hay
niños más glotones y otros que simplemente no son de comer (tranquilas, porque
todos hemos acabado comiendo).
Si tuviera que establecer una escala del 1 al 10, en función de
cómo comen los niños (es una escala de madre, no lo olvides) diría que Rayito come de 7. (Las madres nunca
nos damos por satisfechas del todo). Si tu niño come de 10 ¡enhorabuena! porque
eso va a significar una gran tranquilidad para tu sensor de comidas. Y es que aunque todas las madres queremos un
niño que coma de todo y bien, no debemos olvidarnos de que los niños tienen preferencias y gustos, como nosotros, y que lo que para ti es insuficiente, tal vez, para el niño no lo sea.
En base a mi experiencia de mami de un niño que come de 7 y
de tía de una niña que come de 4 os dejo unos tips que espero os sirvan:
20 TIPS PARA AYUDAROS CON LAS COMIDAS DEL NIÑO:
PROBAR Y PROBAR: Si un día cocinas espinacas y a tu peque no
le gustan, no pienses que las espinacas no le van a gustar ya nunca,
PRUEBA,
ofréceselas de diferentes maneras, salteadas, en una crema, en ensalada… Quizá
algún día des en la tecla correcta, o venga el viento de distinto luga,r y
comiencen a gustarle. Esto nos pasó a nosotros con el queso, no había manera, probamos
miles de quesos, de pronto dimos en la tecla, y el queso comenzó a gustar…gustar…
NO FORZAR: Entiendo que a veces el pánico se apodera de
nosotras, pero
no es la solución, más bien creo que es todo
lo contrario, si el
niño comienza a ver la comida como una obligación, más que como un placer o una necesidad, y a
eso le sumas que es un niño de poco comer, la comida se va a convertir en un
suplicio rutinario, perderá ese punto de placer que es.
A LA MESA TODOS
JUNTOS: La comida es un momento ideal para charlar y compartir un tiempo en
familia, el niño asociará ese momento a una situación distendida, de reunión,
de relax, de placer. Comer en esa situación es mucho
más apetecible que comer sólo
frente a un plato que no te apetece demasiado. El niño ve que sus padres comen
y que lo hacen con ganas, ve la comida como el placer que es y aprende de ello. Para ello recomiendo, si el niño come en una trona, que esté lo más integrada posible en la mesa, si puede ser una trona evolutiva mejor que mejor.
FUERA TV: Cuando comemos con la tele, ni pestañeamos,
estamos pendientes del televisor, y
no saboreamos, no olemos, casi ni
masticamos… Para que el niño se sacie, aprenda, y se estimule a través de la
comida es importante
que se entere de lo que come. Esto también es aplicable
para los adultos
(prueba a comerte un
plato de macarrones frente a la tele y al día siguiente come el mismo plato de
macarrones en silencio, observarás grandes diferencias).
LA COMIDA NO
ES UN PREMIO, NI UN CASTIGO: La comida es algo básico, una necesidad y a la vez
un placer, pero condicionar el comportamiento del niño a la comida no hará más
que distorsionar el razonamiento del niño. La consecuencia de no recoger un
juguete no puede ser cenar verduras, porque al final las verduras se convertirán
en algo negativo para él.
Sí AL PICOTEO: Los niños
queman mucha energía, y por tanto
deben comer entre horas. No hay que prohibir comer a un niño, porque luego no
va a cenar. Al fin y al cabo como dice mi padre “
dejar de comer por haber
comido…”. La cuestión fundamental está en qué tipo de alimentos comen entre
horas, hay
snacks saludables muy ricos, no hay por qué pasar hambre.
COMIDA A SU ALCANCE: Los niños son
curiosos, son
investigadores… Es posible que tu pequeño no quiera probar la manzana que no
paras de ofrecerle a diario, pero quizá si la dejas en una estantería a su
alcance, de pronto un día se acercará, jugará un rato con ella, la olerá, y al
final acabará dándole unos bocados. El niño debería tener
la posibilidad de
comer si tiene hambre, y es la manera de que comience a ser autónomo en este
sentido. Por eso lo ideal sería que a partir de que el niño comienza a andar tenga en la cocina un cajón adaptado con snacks saludables, sus utensilios de cocina, agua...
CON LA COMIDA SÍ
SE JUEGA: Si tu bebé está empezando con la
alimentación complementaria (a
partir de los 6 meses), se mantiene erguído y puede coger bien los alimentos, no
temas que juegue, puedes empezar ofreciéndole, trocitos de verduras muy
cocidas, por ejemplo brocoli, zanahoria, patata asada… Una buena idea es
ofrecerle trozos que sobresalgan de sus manitas, que pueda rechupetear…a medida
que pase el tiempo y el niño vaya evolucionando puedes ir ofreciéndole más
tipos de alimentos de distinta consistencia (incorporar distintos tipos de
carne, frutas,…). Si tu bebé ya domina este tipo de alimentos, quizá sobre el
año o año y medio se empiece a interesar por probar con los cubiertos, lo que
para él es un juego está siendo un
aprendizaje continuo, una forma de educar el
paladar, de practicar su motricidad fina, de estimular sus sentidos, y de
establecer preferencias.
PAPILLAS EN SU JUSTA MEDIDA: Si conoces el método
"baby ledweaning" sabrás que es posible empezar con una alimentación complementaria sin
pasar por las papillas, aun así, el miedo de muchas madres está ahí (y es libre),
miedo al atragantamiento, a que no coma lo suficiente… Los niños comen lo que
necesitan,
frecuentemente el problema lo tenemos más bien nosotros, que tenemos
unas ideas preconcebidas con cantidades que no son propias de un estomago de un
bebé de 8 meses, si no de un tiarrón de 40 años, ¿acaso tu meriendas 1 manzana,
1 pera, medio plátano,
zumo de media
naranja, y 2 galletas? Sería la merienda de los campeones.
Si, aun así,
el
miedo no te deja avanzar creo que es mejor un tipo de alimentación con la que
la mamá se pueda
sentir cómoda, ya que el nerviosismo se trasmite al bebé y
creo que lo último que necesitan es percibir la hora de la comida como algo que
suponga tensión.
Desde mi punto de
vista, hay que tener confianza en el niño, pero si no acabas de estar segura
puedes
alternar papillas con trocitos sólidos. En nuestro caso, desde que el
peque cumplió 6 meses hemos alternado, (sobre todo, porque con la abuela, que
por nuestro trabajo, tiene que pasar tiempo con el peque, es difícil razonar que
puede comer sólidos), así que ha comido papillas, sí, pero siempre ha comido y
ha probado todo tipo de sólidos en cada comida, y las papillas han ido quedando
relegadas a un segundo plano.
UTENSILIOS REALES: No tengas miedo a facilitar al niño
platos reales, vasos de cristal, cubiertos… Aún me maravillo viendo como el
peque bebe por su vasito de cristal como una persona mayor, o como come con 20
meses con sus cubiertos, es cierto que le cuesta, es cierto que derrama y a
veces alguna comida acaba fuera del plato. Pero también es cierto que
veo como
mejora día a día. El ritmo de aprendizaje es alucinante. Teniendo los
utensilios reales a su alcance es más fácil que imiten lo que hacen los
mayores, que se tomen la comida como un juego, que se sientan como uno más, que
aprendan a ser autónomos, y a gestionar todas las herramientas (no pueden
aprender que si tiran un vaso se rompe si el vaso es de plástico).
CREATIVIDAD Y VISTOSIDAD: Si al peque le ofrecemos un puré
verde de consistencia grumosa… y no lo quiere, quizá debamos plantearnos si
nosotros lo querríamos. No puedes pretender que el bebé se coma lo que tu no te
comerías. (A esta conclusión llegué, y me reafirmé en ella, después de probar y
oler las leches de fórmula y las papillas de cereales…). Presentar la comida de
manera atractiva, vistosa y apetecible es un plus para que el niño se anime a
probar, y es que muchas veces comemos por la vista. Por ejemplo mezcla frutas
de colores, haz una carita sonriente con las verduritas de la cena…
EL ORDEN DE FACTORES NO ALTERA EL PRODUCTO: Me llama mucho
la atención que los médicos receten frutas a tal hora, papillas de cereales a
las 7… Vamos a ver, nadie mejor que tu, conoce a tu bebé y sus preferencias, no
tengas miedo a dar frutas por la mañana, por la tarde o cuando le vengan en
gana, el caso es que su alimentación sea equilibrada, puedes
adaptarte a sus
preferencias.
TODOS COMEMOS SANO; No podemos pretender que el niño coma frutas y verduras si en casa solo ve fritos y rebozados, los niños
aprenden de nosotros. Además de servir de ejemplo, si en casa comemos sano, desde bien pequeñitos, podremos ofrecer nuestra propia comida al niño, lo cual es para el peque
una gran motivación, comer lo mismo que comemos nosotros es un gran aliciente para el pequeño, que está deseando imitar. (Importante cocinar sin sal o con muy poquita para los bebés, y comidas poco especiadas o picantes. Se puede reservar parte de la comida sin sal para el bebé).
MUCHA VARIEDAD; Que el niño tenga la oportunidad de probar, de familiarizarse con los sabores es importante. Puede que un día hayamos cocinado filete de pollo para cenar y no quiera comerlo. Antes de pensar que no tiene hambre y dar la cena por perdida, o de forzarle para que coma el filete te propongo
ofrecer otras alternativas de cena. A mi muchas veces me ha sorprendido. Es lógico que a veces no ofrezcamos lo que le apetece al niño, por eso
probar con otras opciones nos puede sorprender.
COCINA EN FAMILIA; Cocinar en familia además de ser
divertido, es una
estimulo constante de los sentidos del niño; vista, olfato, oído, gusto, tacto...Todo entra en juego cuando nos ayudan a hacer sencillas recetas. Participar del proceso les motivará para animarse a probar lo que han cocinado. (Mira
aquí un ejemplo de receta para cocinar con el niño su propia cena saludable) Nosotros hemos ido encomendando tareas sencillitas al peque en la cocina desde que tenía unos 14/15 meses (como lavar una fruta, quitar los gajos de una mandarina, remover, amasar...) y cada vez le gusta más ayudar, (y a mi que me ayude). La cocina queda perdida pero
compensa. Podemos aprovechar para cocinar verduras o alimentos que se le resistan más al paladar del peque, para motivarle. (Una buena idea es utilizar una torre de aprendizaje para que cocine con nosotros de forma segura y alcance la encimera)
LACTANCIA; La lactancia materna es el
alimento ideal, en exclusiva, para los niños durante los 6 primeros meses de vida, pero no debería terminar ahí. La leche materna
es el alimento más completo que podemos ofrecer al niño, todos los nutrientes esenciales se encuentran en la leche materna. Tanto que la OMS recomienda
mantener el pecho hasta los dos años de vida del pequeño mínimo. (Puedes ver
aquí consejos para compatibilizar trabajo y lactancia).
No limites las tomas, nunca va a haber un exceso de leche materna. El pecho se debe dar
lo primero hasta el año de vida y luego los alimentos complementarios a esta. Si el peque no quiere comer porque se ha llenado con la leche de la madre, no hace falta darle menos leche, si no que eso quiere decir que la leche ha sido
suficiente para saciarle.
La leche NO deja de alimentar con el paso de los meses. Es más, es
fundamental cuando se ponen malitos o tienen
temporadas de no comer, porque garantiza unos nutrientes esenciales en el niño y una hidratación. Además es un picoteo que pueden tener
al alcance en cualquier situación, siempre que el niño esté con su madre. Para los niños que comen en la escala por debajo del 5 la leche materna va a ser especialmente importante, ya que aunque el niño no quiera comer sólidos o papillas, el pechete (como digo yo) es algo más para él, y es fácil que sea lo único que no rechace en muchas ocasiones.
NO TE ENFADES; Si tu peque no quiere comer cuenta hasta
tres diez antes de enfadarte con él , puede ser frustrante, pues
el sensor de comidas nos atormenta a las mamis. Es fácil que esa frustración derive en enfado hacia el pequeño, que creemos que no come porque nos quiere hacer la puñeta. Si el pequeño no come, lo más probable que sea porque no tiene hambre,(e incluso puede haber otro motivos como virus, malestares) si te enfadas con el peque al final terminará asociando el momento comida a "enfado de mami" y entrareis en una
espiral muy tóxica, cada vez que llegue la hora de la comida el peque lo asociará al enfado de mamá, y probablemente cada vez le coja más manía a ese momento de comer. Por eso, mucha paciencia...
Se consigue más por las buenas que por las malas.
DISTRACCIONES; Es un clásico que para que los niños coman ingeniemos miles de distracciones de lo más variadas, efectivamente funcionan en muchas ocasiones (a veces ni por esas). Cualquier objeto novedoso que le dejes al niño le distraerá mientras tu le metes cucharadas a toda pastilla. Lo que realmente
nos debemos preguntar es si el niño necesita realmente comer cuando dice basta.
CAPRICHOS ESPORÁDICOS; A nadie le amarga un dulce, la comida es un placer de la vida en sí misma, si a tu hijo le pierden los gusanitos, no quiere decir que se los des a diario, pero un día dado es bueno darse una alegría para el cuerpo. La vida hay que disfrutarla y saborearla, lo importante es que
a diario su alimentación sea sana y equilibrada, y nunca viene mal un pequeño . ¿No os parece?
VIGILA SU PATRÓN DE APETITO: Es cierto que no todos los días
tenemos el mismo apetito, que un día el niño no quiera cenar puede ser
perfectamente normal, pero si durante varios días observamos que su manera de
comer ha cambiado de manera significativa puede ser motivo de alerta. Puede
que haya algo detrás (a veces una infección de orina, una anemia, el inicio de
algún posible virus. Sigue tu instinto de madre, nadie mejor que tu conoce a tu peque,
si para ti algo no es normal, seguramente que no lo sea. Ante cualquier patrón raro en la forma de comer en el niño o cualquier duda, acude al pediatra, aunque te llamen pesada).
Así que si tu niño no es de "buen comer" te recomiendo mucha paciencia, perseverancia, tendrás que esforzarte un poquito más, probar con muchos tipos de alimentos y recetas, (imaginación al poder...) Poco a poco irás encontrando sus puntos débiles, irás conociendo sus gustos.
Confía en el tu niñ@.
¿Vuestros peques qué tal comen? ¿Se os ocurre algún tip más que os haya funcionado?